Hay momentos que deberían ser eternos

Sinopsis

Eva es una mujer independiente, segura de sí misma y muy unida a su adinerada familia, a pesar de que sus hermanos, en ocasiones, no se lo pongan nada fácil. Tras un fracaso amoroso en el pasado decidió volcarse en sus restaurantes, y es su trabajo de chef lo que llena su vida.

Marc Sarriá, más conocido como doctor Sarriá, es un prestigioso y querido cirujano oncólogo en un hospital privado de Madrid. Hace unos años tomó la decisión de vivir el presente y no plantearse el futuro más allá del día a día. Los caprichos del destino hacen que dos personas tan distintas como Eva y Marc se conozcan una tarde en una azotea y terminen la noche como nunca imaginaron. De pronto y sin proponérselo, ¡acaban convirtiéndose en inseparables!

Eva se da cuenta entonces de que existe vida más allá del trabajo, de que la presión, si la controlas, no hunde sino ayuda, y de que el amor, cuando se trata de amor verdadero, es ineludible.

Este libro, en mi opinión es una mezcla de todo lo que se puede hacer bien en un libro, tiene su parte romántica con la historia de los protagonistas, su parte familiar y su parte dramática pero dando otro punto de vista de la que nos imaginamos cuando sale la palabra que nadie quiere escuchar saliendo de la boca de un médico, CANCER. Creo que Megan, encara el tema con un algo que nadie debería perder, como es la esperanza, pues todos nos acojonamos cuando alguien nos cuenta que esa persona o alguien cercano a ella, lo tiene.

Megan consigue con un solo libro tanto sacarte una sonrisa con los momentos divertidos de la historia como hacer que no te separes del paquete de pañuelos con los momentos duros que atraviesan los personajes. Como reflexión personal que he sacado de este libro, os diré que tenemos que disfrutar cada segundo de la vida y de la gente que nos rodea y nos quiere porque no sabemos en qué momento, dejaremos de poder disfrutarlos. Por lo que, antes de decir NO, piensa en que un SI a tiempo, nos hace más felices a nosotros y a los que nos rodean y creo que en nuestra vida diaria no la utilizamos lo suficiente porque estamos tan centrados en las obligaciones que tenemos que en pararnos a pensar que solo tenemos una vida y tenemos que exprimirla a tope.